jueves, 11 de marzo de 2010

With arms wide open -Creed

La culpa de todo la tiene Nabokov. También Kawabata y García Márquez. Al igual que ellos yo también tuve un amor indebido, una historia pequeña, o mejor, con una pequeña. Por efectos legales obviaré su nombre y el mío, pero sí puedo escribir que sucedió y que ésta es su historia –o mi historia, aún no lo sé-

Mi Lolita, como lo escribe Humbert Humbert in la novela de Nabokov, ya no es una lolita. Cuando la conocí, llevaba un vestido blanco y no sabía quién era Gustavo Cerati. Cuando la conocí, yo no sabía qué era un beso en la biblioteca teniendo a Poe, a Whitman, a Faulkner, a Steinbeck, a Twain como testigos. Cuando la conocí, ella no sabía de Fito ni de Calamaro, así como yo tampoco sabía que me sudaban las manos.

Esta historia se desarrolló entre dar y no recibir, entre el sí y el no, entre preguntar y no responder, entre otros aguinaldos inocentes y hasta tontos. Lo triste es que siempre perdí en cada juego que intentábamos jugar. Es más, aún hoy creo que debo una invitación a comer o una chocolatina o un beso a escondidas, y por eso hoy estoy pagando esa deuda con esta entrada en este blog. Ahora creo que es a ella a quien le sudan las manos - Ella ya sabe qué es un beso a escondidas en una biblioteca, ya sabe quién es Fito Páez gracias a Monquy Records, ya sabe quién es Cortázar y su capítulo 7, ha escuchado Bocanada, Siempre es hoy, Ahí vamos, Colores Santos y Amor amarillo. Ha viajado y me ha contado; ha dicho y he escuchado; me ha contado y me he entristecido.

Ahora tiene una lolita dentro de ella. Ahora ya dejó de ser una lolita. Ahora la recuerdo con su vestido blanco en aquella presentación. Ahora la veo con su vestido blanco ancho que esconde su pancita. Ahora quisiera que el tiempo no hubiese pasado. Ahora soy más viejo y más calvo. Ahora estoy más solo. Ahora te dejo esta canción. Ahora te escribo este blog.

Para ti, lo mejor. Para todos..todo.

1 comentario: