sábado, 16 de julio de 2011

Björk - Hunter

Palimpsesto. Eso fue lo primero que se me vino a la cabeza apenas terminé de leer la novela de Philip Roth, titulada "El pecho", en la cual el profesor David Keppesh despierta convertido en un seno -o dicho más coloquialmente, en una teta. La situación es muy similar e igual de inquietante a la que sufrió Gregorio Samsa, ese personaje infaltable de la literatura universal (La Metamorfosis). Kafka convierte a su personaje en un bicho, mientras que Roth convierte a su personaje en un seno. Sin saber cuál de los dos es es el más inquietante, llegan a mi mente imágenes de películas en las que las transformaciones están a la orden: "La mosca", "District 9", y toda esa cantidad de películas de Zombies y Vampiros y Licántropos que hay.
El concepto de palimpsesto establece que todos los libros ya se escribieron, que realmente ya todo está dicho, que ya alguien escribió esto que escribo ahora, que todos los textos son copias y/o adaptaciones de otros textos que conocemos o desconocemos.
Esto lo escribo desde esta habitación blanca donde los doctores me dejan usar mi computador. Dicen que es mejor que escriba todo lo que pueda antes de que me crezcan las antenas, las alas, los colmillos, y no sé qué más cosas.

jueves, 7 de julio de 2011

Prisioneros - South American Rockers



En 1987 mis hermanos y yo éramos felices escuchando 88.9 La súper estación para escuchar los grandes éxitos del Rock en español y los demás hits de la música anglo, como decía "el Capi", o Diego FM, o Deisa Rayo. Mis hermanos de 10 y 11, y yo de apenas 8 años, vivíamos felices grabando canciones en nuestros cassettes TDK que ya estaban cuidadosamente puestos en la cassettera. Éramos unos culicagados que a coro gritábamos "Tan sólo dime que me amas y dejaré de aullarle a la luna", y también en voz en cuello decíamos "Son hermosos ruidos que salen de las tiendas, atraviesan a la gente y les mueven los pies", y sin haber probado la primera cerveza, cantábamos también, "Y creo que he bebido más de 40 cervezas hoy, y creo que tendré que expulsarlas y fuera de mi". Mi mamá nos veía tocando guitarras y baterías imaginarias; nos escuchaba cantar con micrófonos inexistentes, y recuerdo que en una ocasión preguntó, sin esperar respuesta alguna de sus 3 muchachitos, qué vendría después de dedicarle una canción a los orines -aunque creo que dijo "miaos". Ninguno se atrevió a contestarle algo porque ninguno sabía y porque mi mamá hizo una pregunta que se le salió de la boca y que era tal vez para mi papá o para sus amigas del costurero.
El pasado 4 de Julio, luego de 24 años, estábamos mi hermano y yo otra vez como críos de 10 y 8 años cantando a todo pulmón "Pasa por debajo de tu casa, pasa por debajo de tu familia, para por debajo de tu ruta de trabajo", mientras saltábamos con otros cagones o miones, mejor, y me acordé de esa pregunta que se hizo mi mamá y creo que ahora, infortunadamente, sí le puedo responder. Ojalá no pregunta otra vez.