Sin proponérmelo siempre he sido como el salmón: voy contra la corriente. Así estamos; cuando tenía apenas 14 años, mis amigos estaban consiguiendo novia, y yo estaba leyendo comics y a Tolstoi y a Balzac. A los 18 cuando mis amigos estaban teniendo sexo, yo estaba leyendo a Cortázar y a Borges. A los 25 cuando mis amigos estaban buscando el amor de sus vidas, yo estaba leyendo novelas de R.H Moreno Durán y de Héctor Abad Faciolince. Ahora, a los 30 mientras mis amigos se están casando, yo estoy leyendo a Auster, a Roth y a Dickens.
Creo que aún me faltan muchos autores por leer.
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