Esa sensación de haber dejado la tarjeta en el cajero. Esa sensación de haber dejado la llave abierta, el fogón encendido, de haber dejado las ventanas abiertas, la cuenta de correo o de Facebook sin cerrar, de haber tomado el bus incorrecto por ir de afán, de haber pisado caca en la calle, de haber dejado el paraguas, de tener el celular sin batería y sin minutos. Esa sensación de sentir que alguien te sigue, de viajar y querer regresar cuanto antes para poder viajar otra vez. Esa sensación de no haberte dicho todo.
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